Hoy quiero compartir una pequeña reflexión sobre marketing y minimalismo.
¿Por qué funcionará el marketing tan bien con nosotros?
Llegamos a creer cosas tan absurdas como que 19,99€ es mucho menos que 20€. O que tratando nuestra piel con una nueva sustancia revolucionaria nos hará rejuvenecer al menos 10 años.
Un día, decidí reflexionar sobre todo lo que veía o escuchaba en los medios o en las redes. Hace años, consumía muchas revistas de moda, que fui sustituyendo por blogs (al ser estudiante, siempre buscaba formas de ahorrar un poco) en los que veía a chicas de mi edad llevando ropa accesible que podía encontrar en las tiendas a las que iba habitualmente. Los blogs se convirtieron en un negocio patrocinado por las marcas y las chicas a las que yo seguía empezaron a parecer la teletienda. Sin embargo, me costó un tiempo llegar a descubrir lo que estaba pasando, y me convertí en una consumidora habitual de los productos que sacaban en sus publicaciones.
Me di cuenta de que este tipo de marketing encubierto era mucho más efectivo que cualquier anuncio, muchas éramos las que íbamos corriendo a las tiendas con cada nueva publicación de las blogeras.
¿Dónde está el límite? No lo hay. El límite es algo que tenemos que poner nosotros mismos, parándonos a cuestionar todo lo que veamos. Si un producto es bueno, ¿por qué no comprarlo? pero siempre debemos prestar atención a la fuente de donde recibimos la información. Si un amigo nos comenta que realmente está encantado utilizando algo, probablemente tenga mucha más credibilidad que una persona pública que recibe dinero de una marca.
Finalmente, tomé la decisión de eliminar la publicidad encubierta de mi vida, dejando de consumir blogs en los que se patrocinan marcas. Sin embargo, el marketing es algo vivo y presente, vivimos rodeados de estímulos que nos incitan a consumir constantemente, por mucho que intentemos alejarnos de ellos.
La responsabilidad de consumir o no un producto es únicamente nuestra, por ello debemos tomar conciencia en todo momento de si la decisión que tomamos está influenciada por factores externos; esta es la única forma de ser dueños de nuestras acciones.